Una breve historia zen presenta a un hombre que deseaba ardientemente hacerse rico.
Sólo pensaba en el dinero, sólo rezaba por conseguir dinero.
Un día de invierno, al regresar del templo, vio un gran monedero apresado en el hielo del camino.
Pensando que sus plegarias habían sido por fín escuchadas, intentó sin éxito coger el monedero. El objeto seguía preso del hielo.
Entonces el hombre orinó encima del monedero para fundir el hielo.
Y se despertó en una cama completamente mojada.
domingo, 11 de julio de 2010
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