Un pobre fue a llamar a la puerta de una casa.
El dueño, al no encontrar dinero, le dio un anillo.
Al saberlo su mujer, le hizo mil y un reproches. ¿Cómo has podido darle a un mendigo un anillo que llevaba engastada una piedra preciosa?
El hombre fue a buscar de inmediato al pobre.
Cuando lo vio, le dijo:
-Acabo de saber algo que yo no sabía: que el anillo que te he dado es de gran valor.
Sobre todo ten cuidado en no revenderlo por un trozo de pan.
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