NAVEGANDO POR EL MAR DEL ARTE
DE SU SINO Y SU DESTINO
Entre tantas facetas de la vida, es el Arte y su inabarcable universo algo que desde los albores del ser humano ha conseguido despertar aquello que de espiritualidad impregna el hálito vital de toda inquietud creadora.
Desde las pinturas rupestres de Altamira hasta las vanguardias del siglo XX el Arte nos ha acompañado, dando sentido indispensable a todo lo que de bello nos obsequia la vida.
Y mi afición por la pintura se remonta a la niñez, cuando con el lápiz de grafito y las tizas de colores pretendía copiar todo lo que me resultaba atractivo, las ilustraciones de los libros de texto, los cuadros de los maestros, etc.
No puedo olvidarme de aquella primera caja de acuarelas que gané con 11 años, en un concurso escolar con motivo de las fiestas patronales. Ni tampoco de tantas tardes de juegos sacrificadas por quedarme en mi casa acaparando cuartillas policromadas con mayor o menor fortuna. Sólo conservo de aquella época tres o cuatro dibujos que lógicamente poseen –para mí- un valor sentimental difícil de calcular.
Conseguí hacer mi primera exposición en 1986, a las que se fueron sumando otras cronológicamente hasta 1999.
Allá por 1996, a modo de actividad paralela, se introdujo en mi afán creativo el mundo fascinante de las piedras con formas caprichosas.
Le busco la vida interior a cada una de ellas, añadiéndoles pictóricamente aquello que les falta para ser reconvertidas en objetos artísticos.
A fuerza de paciencia, dedicación y buenas dosis de imaginación he conseguido pintar, reunir y repartir un total de piezas que en número total no he calculado ciertamente, pero que supera con creces el millar.
De toda la colección, destaca con luz propia la envergadura de los ejemplares con forma de toros de lidia. Piezas a las que les añado las astas modeladas con arcilla, y que constituyen cada una como pieza única un serio exponente de lo que la naturaleza y la imaginación pueden hacer cuando juntos caminan por el Arte, su sino y su destino.
DE SU SINO Y SU DESTINO
Entre tantas facetas de la vida, es el Arte y su inabarcable universo algo que desde los albores del ser humano ha conseguido despertar aquello que de espiritualidad impregna el hálito vital de toda inquietud creadora.
Desde las pinturas rupestres de Altamira hasta las vanguardias del siglo XX el Arte nos ha acompañado, dando sentido indispensable a todo lo que de bello nos obsequia la vida.
Y mi afición por la pintura se remonta a la niñez, cuando con el lápiz de grafito y las tizas de colores pretendía copiar todo lo que me resultaba atractivo, las ilustraciones de los libros de texto, los cuadros de los maestros, etc.
No puedo olvidarme de aquella primera caja de acuarelas que gané con 11 años, en un concurso escolar con motivo de las fiestas patronales. Ni tampoco de tantas tardes de juegos sacrificadas por quedarme en mi casa acaparando cuartillas policromadas con mayor o menor fortuna. Sólo conservo de aquella época tres o cuatro dibujos que lógicamente poseen –para mí- un valor sentimental difícil de calcular.
Conseguí hacer mi primera exposición en 1986, a las que se fueron sumando otras cronológicamente hasta 1999.
Allá por 1996, a modo de actividad paralela, se introdujo en mi afán creativo el mundo fascinante de las piedras con formas caprichosas.
Le busco la vida interior a cada una de ellas, añadiéndoles pictóricamente aquello que les falta para ser reconvertidas en objetos artísticos.
A fuerza de paciencia, dedicación y buenas dosis de imaginación he conseguido pintar, reunir y repartir un total de piezas que en número total no he calculado ciertamente, pero que supera con creces el millar.
De toda la colección, destaca con luz propia la envergadura de los ejemplares con forma de toros de lidia. Piezas a las que les añado las astas modeladas con arcilla, y que constituyen cada una como pieza única un serio exponente de lo que la naturaleza y la imaginación pueden hacer cuando juntos caminan por el Arte, su sino y su destino.
PACO RODRIGUEZ (Marbella, 2004)
No hay comentarios:
Publicar un comentario